miércoles, 12 de marzo de 2014

Cachito de Cielo

Congregación de las Misioneras del Santísimo Sacramento y María Inmaculada - Cachito de Cielo

"Cachito de cielo": esta congregación tiene su sede en la Travesía de Belén, en un edificio del siglo XIX.

La ley Canalejas no permitía que se edificaran edificios religiosos de nueva planta por lo que la fundadora, María Emilia Riquelme y Zayas convenció a los propietarios del edificio para que lo convirtieran en un convento. La finalidad de la congregación es la adoración perpetua al Santísimo Sacramento, la enseñanza y las misiones.

La Fundadora 

María Emilia nació en Granada en 1847 en una familia acomodada. Su madre murió pronto y María Emilia se quedó con su padre al cuidado de sus tres hermanos. Aunque quería ser monja, esperó a que su padre muriera, ya que él no estaba de acuerdo con su decisión. 


La fundación de la congregación tuvo lugar en Granada en 1896. También abrió congregaciones en Brasil y Portugal. Murió en 1940. Actualmente hay casas también en Bolivia, Estados Unidos, Colombia, Angola, Perú y México.

Es de estilo neogótico. La bóveda está sujeta por pilastras. 


En las falsas vidrieras vemos alegorías de los votos de las órdenes religiosas.

El curioso nombre le viene porque la capilla era pequeña y reflejaba los colores del cielo. 

Las monjas reparten desayunos y ahora también comida. Desde las 10:00 hasta las 11:30 dan café y bocadillo.


También hay familias que vienen con certificado de algún asistente social y en el convento les llenan un carro con comida para el mes.

Realizan una gran labor con poquísimos medios, siempre alentadas por su capellán Javier Repullés.

Un Cachito de Cielo en pleno centro.

La Congregación de las Misioneras del Santísimo Sacramento y María Inmaculada, más conocido como el Cachito de Cielo, es la siguiente parada de la ruta. En la calle Travesía de Belén se encuentra este edificio del siglo XIX que toma su sobrenombre de la decoración nebulosa y de vivos colores que presenta su capilla.Decoración nebulosa y de vivos colores que presenta la capilla del convento "Cachito de Cielo".

Nada parece indicar que tras las paredes de este edificio, de apariencia y pasado palaciegos, se esconda este convento. Y es que, cuando su fundadora, María Emilia  Riquelme y Zayas, llegó a Madrid, la ley Canalejas le impidió levantar un edificio religioso de nueva planta por lo que convenció a los propietarios de este palacio para transformarlo en convento. Así, las antiguas caballerizas pasaron a ser la capilla que se visita.

De estilo neogótico, con una bóveda de crucería sujeta con pilastras de capiteles con motivos vegetales, la capilla presenta elementos claves de las construcciones conventuales como los dos coros. Además, en sus falsas vidrieras se representan alegorías de los votos de las órdenes religiosas, y su iconografía recuerda a sus moradoras la obligación de practicar los votos de pobreza, obediencia y castidad.

Don Mateo vivía en el barrio de Chueca desde que nació en 1902. En una vieja caja de puros guardaba varios billetes que se habría gastado en habanos si no fuera porque tuvo que dejar de fumar cuando enfermó de neumonía, hacía ya más de cincuenta años.


Mientras metía el dinero en un sobre recordaba aquel día en que le dieron la noticia de su enfermedad, quedó totalmente desolado, era demasiado joven. 



Estando en el hospital solo encontraba consuelo pensando en su ángel de la guarda, su madre. Siempre la recordaba zurziendo calcetines o preparando cocido, pero de repente un día le vino a la memoria la imagen de ella con un velo de encaje rezando en la capilla del convento cercano a casa.
Fue como una señal, debía ir allí para pedir salud y fuerza al Cristo del cachito de cielo. 

Estaba enfadado con Dios desde que se llevara a su adorada madre cuando todavía era un niño, pero sabía que ella quería hablarle en aquel lugar. Nada más atravesar el portalón de lo que parece un humilde bloque de viviendas sintió una inmensa paz en su interior y unas ganas muy fuertes de luchar por su vida. 



La pequeña capilla neogótica, con su bóveda de crucería y sus motivos vegetales le daban así la bienvenida. Lo tenía que lograr, su ángel y su Cristo le ayudarían a seguir adelante y les hizo una promesa. 



Ahora con ochenta y ocho años suponía haber acabado todo lo que tenía que hacer en este mundo, ya estaba preparado para marchar, pero antes debía cumplir la promesa de antaño. Se vistió con su mejor traje, se perfumó y guardó el sobre en el bolsillo.


Desde hacía unos años las hermanas misioneras y el capellán jesuita Javier Repullés, ofrecían café caliente todas las mañanas a aquellos que lo necesitasen en la puerta de la capilla y allí se dirigió. 
-Un café hermana por favor.
La hermana lo miró estrañada, aquel anciano no parecía necesitar su caridad.
-¿Usted necesita un café?
- Si hermana, si. 
Al darle el café, Mateo metió en la bocamanga del hábito de la monja un sobre sin que nadie más que ella se diera cuenta. Cual fue la sorpresa de la misionera cuando al abrirlo encontró trescientas mil pesetas.
Darían para muchos cafés y sobretodo les animaría para continuar con su labor por muchos años.









Iglesia de las Mercedarias Descalzas de la Purísima Concepción

'Las Góngoras', un convento del siglo XVII en el centro de Madrid

El convento y la iglesia de Nuestra Señora de la Purísima Concepción, más conocido como convento de las Góngoras, se encuentra en pleno barrio de Chueca, en la calle Luis de Góngora, 5.

Vista general de la Iglesia
HISTORIA

Fue una iniciativa de Felipe IV.

Después de una época de su vida bastante licenciosa, tras la muerte de su mujer, la reina Isabel de Borbón y del príncipe Baltasar Carlos y haber perdido Portugal, vio en ello un castigo divino. Así, para conmemorar el nacimiento de su hijo, el futuro Carlos II, decidió que se fundara un convento.

Las mercedarias descalzas habían perdido su edificio debido a unas inundaciones hacia 1660, por lo que el rey se inclinó por esta orden para el nuevo convento.

En nombre del rey, el fundador fue Juan Jiménez de Góngora, ministro del Consejo de Castilla. A él deben las monjas el nombre con que se las conoce popularmente. Del primer proyecto se encargó el fraile mercedario Fray Manuel de Villareal.

Presbiterio
Tras la muerte de Góngora, la construcción quedó parada hasta que su sucesor, el Marqués de Quintana, encargó su terminación al arquitecto Manuel del Olmo.

El monasterio quedó terminado en 1665.

LA IGLESIA

Cúpula

La iglesia es de estilo barroco madrileño, aunque el exterior se cambió en 1785 por una fachada neoclásica de Manuel de la Ballina.
Vista lateral 

La planta es de cruz latina. La cúpula es obra de Manuel del Olmo.

La decoración interior es de mediados del siglo XVIII.

A los lados retablos barrocos y al fondo el retablo del altar mayor. Es obra de Diego Martínez de Arce. En el centro una imagen de la Inmaculada Concepción.
Además encontramos también en el retablo imágenes de Santa María de Cervelló y de la Beata Mariana de Jesús ambas de Juan Pascual de Mena. No se sabe quién es el autor de la imagen de la Inmaculada, aunque muchos piensan que es también de Juan Pascual de Mena.

Sólo recalcar que las Góngoras deben su nombre a Juan Jiménez de Góngora no a Luis de Góngora que da nombre a la calle.

La Iglesia y convento de las Mercedarias de la Purísima Concepción, conocido desde su fundación como el convento de "Las Góngoras", fue fundado por el ministro del Consejo de Castilla, Juan de Góngora, de quien adoptó el sobrenombre, en el año 1663 sobre unas antiguas huertas del duque de Frías y constituyó uno de los conventos con mayor terreno de Madrid en el siglo XVII. En 2012, la iglesia y el convento fueron declarados Bien de Interés Cultural (BIC) en la categoría de monumento.

La iglesia del convento de Mercedarias de la Purísima Concepción.

Una de las pechinas laterales con parte del Altar Mayor
El convento de Mercedarias de la Purísima Concepción tuvo su origen en un beaterio fundado en 1626 en la calle San Opropio por Doña María de Mendoza, hija de los embajadores de Portugal, quien intentó ser religiosa en varios conventos, pero al no poder llevarlo a cabo, se retiró a una casita en dicha calle. En este beatario vivieron las religiosas hasta que en 1661, el edificio quedó arruinado por una inundación.

Dos años después de la inundación, el rey Felipe IV, quería realizar la fundación de un convento como símbolo de agradecimiento por el nacimiento de su hijo -el futuro Carlos II- y sabiendo que las beatas, se encontraban sin casa, decidió confiarlas el nuevo edificio. La fundación se encomendó a Juan Jiménez de Góngora, ministro del Consejo de Castilla, y al padre Fray Juan de Santa María, Vicario General de los Mercedarios Calzados, siendo inaugurado el 24 de marzo de 1665.

Este convento se construyó en dos fases: en la primera tras la adquisición de los terrenos, comenzaron las obras del convento y de una pequeña iglesia, sobre cuyo núcleo se realizó después la definitiva. En la segunda fase se amplió la iglesia, bajo la dirección de Manuel del Olmo que levantó la cúpula y perfeccionó e incrementó los elementos decorativos. El convento se distribuye en torno a un claustro central cuadrado, dejando en un lateral la iglesia, de una nave, con retablos en hornacinas laterales y amplia cúpula, que es el elemento principal del conjunto.

La bóveda de cañón con lunetos va sobre un ancho entablamento decorado con ménsulas pareadas, que se repiten en el tambor de la cúpula. La fachada, casi pobre en su sencillez, no se corresponde con la suntuosidad interior de uno de los ejemplos más bellos y completos de la arquitectura religiosa del siglo XVIII. La Dirección General de Patrimonio Histórico declaró la iglesia y el convento Bien de Interés cultural en la categoría de monumento en 2012, y ha llevado a cabo la restauración de los retablos y el tornavoz de madera de principio del siglo XVII ubicado al lado del retablo de San Pedro de Nolasco y los dos lienzos de la nave.

El convento de 'Las Góngoras', que se encuentra situado en la calle Luis de Góngora, 5 y 7, fue consagrado en 1690 y constituye el mejor ejemplo de arquitectura barroca madrileña de la segunda mitad del siglo XVII.

Así es la iglesia de las 'Góngoras'

Altar Mayor iluminado
La Iglesia y convento de las Mercedarias de la Purísima Concepción, conocido desde su fundación como el convento de "Las Góngoras", fue fundado por el ministro del Consejo de Castilla, Juan de Góngora, de quien adoptó el sobrenombre, en el año 1663 sobre unas antiguas huertas del duque de Frías y constituyó uno de los conventos con mayor terreno de Madrid en el siglo XVII. Se encuentra situado en la calle Luis de Góngora, 5 y 7. La Dirección General de Patrimonio Histórico declaró la iglesia y el convento Bien de Intereés cultural en la categoría de monumento en 2012, y ha llevado a cabo la restauración de los retablos y el tornavoz de madera de principio del siglo XVII ubivado al lado del retablo de San Pedro de Nolasco y los dos lienzos de la nave. La iglesia del convento de Mercedarias de la Purísima Concepcion, consagrada en 1690, constituye el mejor ejemplo de arquitectura barroca madrileña de la segunda mitad del siglo XVII.


Ménsulas pareadas
Niño Jesús del Dolor

Historia del Prodigioso Niño del Dolor, que se venera en el Real Convento de la Inmaculada Concepción de Mercedarias, (vulgo de Góngora) de esta corte.

La venerable madre Sor Leonor de la Santísima Trinidad trajo consigo la imagen del SANTO NIÑO DEL DOLOR, desde la villa Lora del Río, Sevilla, cuando vino a fundar este convento de Mercedarias (vulgo de Góngora de la villa y Corte de Madrid). Se cree piadosamente que esta pequeña y preciosa imagen fue hecha por manos de la venerable Fundadora cuando aún vivía en su tierra natal, Portugal, pues ningún escultor que la ha visto ha podido decir con seguridad de qué materia ha sido formada.
La Madre Fundadora tuvo siempre en su compañía esta sagrada imagen, a quién profesaba la más tierna devoción, y la conservó en su celda hasta que murió.


Cúpula Central
Después de su santa muerte, todas las religiosas de este convento disputaban entre sí para poseer la imagen, creyéndose cada cual con derecho a tan gran tesoro. Para saber la voluntad del Señor, convinieron todas a fiar este negocio a la Providencia, echando suertes sobre quién había de tener la dicha de poseer la santa imagen. Aquella se repitió tres veces, y la Providencia, dispuso que en todas ellas saliese la cédula a favor de las Hermanas de velo blanco. Alegres estas y gozosas con tan feliz y dichosa suerte, acordaron colocar la sagrada imagen con devoción en la cocina del convento, para tener siempre a la vista el objeto de su devoción; y suscitándose después la duda del título que se le había de poner, se acudió otra vez a la divina Providencia, y por ella se llegó a conocer la voluntad del Señor, de que se llamase Niño Jesús del Dolor.


Otra vista de la Cúpula
Desde entonces a instancias de las mismas religiosas, empezó a extenderse la devoción y el culto de esta sagrada imagen entre los fieles, y para perpetuar su memoria, el Papa Benedicto XIV señaló su fiesta anual el domingo siguiente a la Cruz de mayo, concediéndonos varias indulgencias plenarias y parciales a todos los fieles cristianos que visitasen aquel día la Iglesia de dicho convento, como consta de los Breves que existen en su archivo.


Pechina con pintura mural
Así empezó a propagarse por todas partes la devoción del Niño Jesús del Dolor, especialmente en Madrid, dónde a su invocación ha obrado el Señor muchos milagro a las personas que han acudido a implorar su clemencia en sus necesidades espirituales y corporales.

Retablos de las Góngoras 

La iglesia del convento de Mercedarias de la Purísima Concepción, consagrada en 1690, constituye el mejor ejemplo de arquitectura barroca madrileña de la segunda mitad del siglo XVII.
Responde a un modelo arquitectónico en el que se unen a una estructura sencilla, cuyo origen se encuentra en la arquitectura renacentista, ciertos aspectos plenamente barrocos, como la concepción espacial y la decoración aplicada a la arquitectura, destacando su calidad técnica.


Nave Central y al fondo el Altar Mayor iluminado
Hay que añadir un conjunto de retablos barrocos que se distribuyen por la iglesia y las pinturas murales de las pechinas, consiguiendo una unidad decorativa bajo un planteamiento uniforme, lo que le convierte en uno de los espacios más espectaculares de la arquitectura conventual del barroco madrileño.

Entre esta decoración sobresale un destacado conjunto de retablos, de los cuales cuatro se sitúan en los amplios chaflanes del crucero. Los dedicados a Nuestra Señora de la Merced y a San Pedro Nolasco, pueden fecharse hacia el primer cuarto del siglo XVIII.

Destacan también dos pinturas en forma de medio punto situada en sendas hornacinas localizadas en el primer tramo de la nave: la correspondiente al lado del evangelio representa a San Pedro Mártir y Santa Catalina de Siena, la del lado de la epístola representa a Nuestra Señora de Montserrat, de finales del XVII o principios del XVIII.

La Dirección General de Patrimonio Histórico declaró la iglesia y el convento Bien de Interés Cultural en la categoría de monumento en 2012, y ha llevado a cabo la restauración de estos retablos así como del tornavoz de madera de principios del XVII ubicado a lado del retablo de San Pedro Nolasco y los dos lienzos de la nave.

Dirección: C/ Luis de Góngora, 5 y 7

Teléfono de contacto (convento): 91 532 39 53

Horarios: martes y viernes, de 11:00 a 12:00 h.

Precio: entrada gratuita.

Comunicaciones: Metro: Chueca












martes, 11 de marzo de 2014

Convento de San Ildefonso de las Trinitarias Descalzas

Cervantes y los Trinitarios

Cervantes se halla íntimamente vinculado a este convento.

Estando preso en Argel, fueron los monjes trinitarios quienes pagaron su rescate para liberarlo en 1580 cuando Cervantes estaba a punto de ser partir en una galera hacia Constantinopla.

Se cuenta que, como agradecimiento y queriendo mantenerse unido a esta ordenquiso que tras su muerte, sus restos fueron enterrados en este convento de la orden.

Lamentablemente en alguna de las restauraciones sus restos desaparecieron, quedando sólo una placa conmemorativa.

Aparte de Cervantes, también se enterró aquí a su mujer y a la hija de Lope de Vega, Sor Marcela de San Félix.





























Parroquia de Santa Bárbara




En el frente de una amplia lonja, cerrada de verjas de hierro y con pilares de granito coronados de jarrones de este mismo material, orientada al Sur se levanta la fachada principal del templo, de piedra berroqueña labrada, que está adornada por ocho pilastras con capiteles compuestos y dos torrecillas que se levantan a ambos lados. Sobre las cuatro pilastras centrales se levanta un ático rematado en frontón triangular en el que hay una ventana con vidriera representando a Sta. Bárbara sobre la cual se ves ángeles de rodillas en actitud de adoración, en los extremos dos pebeteros y a ambos lados de la ventana dos tableros con guirnaldas y angelitos.

  La fachada tiene tres accesos, el central cuadrado y los laterales coronados en arcos de medio punto que dan ingreso a un pórtico en el que se encuentra la puerta principal del templo y dos laterales que comunican con las dependencias del mismo. Sobre el acceso central y en el intercolumnio se ve un gran medallón representando la Visitación de Ntra. Sra. en mármol blanco de Carrara de diez pies y medio de diámetro obra, como los demás relieves de la fachada de Giovanni Domingo Olivieri; sobre los arcos laterales unos incensarios y en los siguientes intercolumnios en la parte baja sendos tableros con angelitos sosegún se mira, el de la izquierda las tablas de la ley y el de la derecha una gran cruz. Sobre ellos dos hornacinas que en su parte superior tiene dos ventanas que dan luz a ambas escy a la derecha Sta, Juana Francisca Fremiot de Chantal , fundadores de las religiosas Salesas; obra del escultor Alfonso Vergaz realizadas con posterioridad a la construcción principal. 

  Haciendo ángulo recto con esta fachada y orientada al Oeste está situada una de las fachadas del monasterio, hoy Palacio de Justicia, en cuyo centro se encontraba un acceso al convento sobre el cual existe una hornacina con las figuras de la Sagrada Familia, obra también o al rebajar el nivel de la lonja quedó convertido en ventana.